De La parte inventada de Rodrigo Fresán, p. 341
Fitzgerald no deja de
hablarles a lo Murphy de la gran novela que
está escribiendo. Pero los Murphy nunca lo ven escribir. «Se escribe acerca de que las heridas
cicatrizan estableciéndose un paralelismo impreciso con la patología de la
piel, pero no ocurre tal cosa en la vida de un ser humano. Lo que hay son heridas
abiertas; a veces se encogen hasta no parecer más grandes que el pinchazo que deja un alfiler,
pero lo mismo continúan siendo heridas. Las marcas que deja el sufrimiento se
deben comparar, con mayor precisión, con la pérdida de un dedo o la pérdida de
visión en un ojo. Puede que en algún momento no notemos su ausencia, pero el
resto del tiempo, aunque los echemos de menos, nada podemos hacer", Francis
Scott Fitzgerald, Tender Is the Night, segunda parte, capítulo XI.
«Ausencia ... No es
ninguna solución, dice Dick Diver en Tender Is the Night. La sustancia más que
el tema de Tender Is the light, él lo comprende de golpe, es la ausencia. La
Gran Ausencia. O las sucesivas pequeñas ausencias de las que La Gran Ausencia se compone (los personajes que no dejan de
salir, de irse) y que se van amontonando, en la novela como pétalos que caen, como
estrellas muertas, con los mismos modales de todo eso que se deja para más
tarde hasta que, de pronto, se descubre que ya es demasiado tarde. La Gran
Ausencia es, también, el tema de uno de sus discos favoritos: Wish You Were
Here de Pink Floyd, cuya estructura en tres bloques y acronológica, ahora que
lo piensa, es similar a la de Tender (Nota: ubicar y conversar con aquel gran
amigo suyo de la infancia con el que escucharon Wish You Were Here por primera
vez, por tantas veces, cuando todavía había tiempo y espacio.)
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