De Stoner de John Williams
Había alguna gente en la casa, vecinos, a quienes Stoner no recordaba. Un hombre alto y enjuto con traje negro, camisa blanca y corbata de cuerda estaba inclinado junto a su madre, sentada en una silla tras la estrecha caja de madera que contenía el cuerpo de su padre. Stoner comenzó a cruzar la sala. El hombre alto le vio y se acercó a saludarle, sus ojos eran grises y átonos como las piezas de una vajilla de vidrio. Una voz profunda y untuosa de barítono, calmada y espesa, pronunció algunas palabras, el hombre llamó a Stoner <>, y de <
Había alguna gente en la casa, vecinos, a quienes Stoner no recordaba. Un hombre alto y enjuto con traje negro, camisa blanca y corbata de cuerda estaba inclinado junto a su madre, sentada en una silla tras la estrecha caja de madera que contenía el cuerpo de su padre. Stoner comenzó a cruzar la sala. El hombre alto le vio y se acercó a saludarle, sus ojos eran grises y átonos como las piezas de una vajilla de vidrio. Una voz profunda y untuosa de barítono, calmada y espesa, pronunció algunas palabras, el hombre llamó a Stoner <
Con un toque tan frágil que
apenas pudo sentirlo, le guió junto al ataúd abierto. Él miró hacia abajo. Miró
hasta que sus ojos se aclararon y luego dio un respingo por el impacto. El
cuerpo que veía parecía el de un extraño, estaba contraído y encogido y su cara
era como una máscara de delgado papel marrón, con profundas depresiones negras
en el lugar en el que deberían estar los ojos. El traje azul oscuro que le
cubría el cuerpo era grotescamente grande y las manos, que se doblaban por
fuera de las mangas y sobre el pecho, parecían las garras disecadas de un animal. Stoner se giró hacia
su madre y supo que sus ojos revelaban el horror que sentía.
“Tu padre perdió mucho peso las
últimas dos o tres semanas”, dijo. “Le pedí que no saliera a los campos, pero
se levantaba antes que yo y se iba. Perdió la cabeza. Estaba tan enfermo que
perdió la cabeza y no sabía lo que hacía. El médico dijo que debió de haberla
perdido, o que no pudo controlarse”.
Mientras hablaba, Stoner la veía
con claridad. Era como si también ella estuviera muerta mientras hablaba. Una
parte de ella se fue irremediablemente dentro de aquella caja con su marido,
para no emerger nunca más.
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