De Magma de Lars Yyers, p.91
MI
Llevo una lista mental de las cuestiones favoritas de W.,
que me pregunta constantemente como si se las hiciera a sí mismo. “¿En qué
momento te diste cuenta de que no llegarías a nada?” “Cuándo fue la primera vez
que fuiste consciente de que no serías sino un fracasado?”; “Cuando vuelves la mirada
hacia tu vida, ¿qué ves?"; “¿Cómo te sientes al saber lo que es la grandeza, y
que nunca jamás la alcanzarás?».
«¿Qué significa para ti que tu vida no haya servido para nada?”,
me pregunta W. con gran seriedad. Y después, “¿Por qué tus amigos no te han
hecho nunca mejor?». Esta es la gran fantasía de W., admite: un grupo de amigos
que favorecieran el pensamiento entre ellos. ¿Favorezco yo su pensamiento?, le
pregunto. “¡No! ¡Al contrario! ¡Tú eres un idiota!».
Luego: “¿Cuál consideras que es tu gran debilidad?”. W. responde
por mí: «No haber llegado nunca a un acuerdo con tu falta de capacidad. Porque
no lo has hecho, ¿verdad? ¿Verdad?”.
Le pregunto qué es lo más distorsionado en su comprensión del
mundo. «Tengo la fantasía de formar parte de una comunidad, y esto me impide
actuar de un modo individual » Y después, lúgubremente, “No me esfuerzo lo
suficiente”. Sin embargo trabaja día y noche, le digo. «Oh, comparado contigo,
trabajo. Comparados contigo, todos estamos ocupados.»
”A qué hora te levantaste esta mañana para trabajar?»,
pregunta W. A las cinco. “Yo me levanté a las cuatro. ¡A las cuatro!”, dice W.
Pero lamenta el hecho de que ve la televisión por las noches, dice. Solía
trabajar por las noches, dice. De hecho, trabajaba todo el tiempo. Una
habitación con una cama y un escritorio y sus libros, eso era todo. «Ese fue mi
nivel más alto”, dice. «¿Cuándo vas a llegar tú a tu nivel más alto? ¿Estás
ahora en él? ¿Es esto tu nivel más alto?”
(Foto de X. Piñón)
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