Sexual personae, Camille Paglia, p. 556
Catherine le dice a Nelly Dean,
su sorprendida ama de llaves, que se casará con Edgar, no con Heathcliff,
porque ella y Heathcliff son demasiado parecidos: “... es más que yo misma ...
Neli, yo soy Heathcliff”. Un amor así, que es el resultado de un sentimiento de
identidad más que de diferencia, está allende el género. Los parecidos entre Heathcliff
y Catherine son literales. Ella es tan violenta y vengativa como él. Es un
marimacho de mal carácter que pide un látigo como regalo y que está
continuamente atacando y maltratando a todo el que se cruza en su camino.
Catherine y Heathcliff padecen la emoción en forma de paroxismo físico. Los dos
rechinan los dientes cuando se encolerizan y se dan de cabeza contra las
paredes. En uno de esos episodios de «febril extravío», Catherine rasga la
almohada con los dientes, formando a su alrededor una nube de plumas, como si
fuera un zorro devorando una gallina. Uno de los primeros críticos que hicieron
un análisis positivo de la novela, Emile Montégut, afirma: «Él y ella son, como
si dijéramos, una sola persona; juntos forman un monstruo híbrido, con dos
sexos y dos almas; él es el alma masculina del monstruo; ella, la femenina».Es
una metáfora típica del tardorromanticismo
francés decadentista; las del Alto Romanticismo eran mejores. Claire Rosenfield
observa lo siguiente: “Cathy y Heathcliff son dobles exactos; sólo difieren en
el sexo”. Esta historia de amor es en realidad la fusión romántica de los
dobles vista por Emily Bronte.
En cuanto que “persona del sexo”,
Heathcliff está basado en Byron y más específicamente en el Manfred de Byron,
un personaje atormentado por el amor que sentía por su hermana. Siempre se ha reconocido
la presencia del tema del incesto en Cumbres borrascosas, pero sólo se ha
analizado esporádicamente. Catherine y el huérfano Heathcliff crecieron con la
intimidad propia entre hermano y hermana. De hecho, Heathcliff podría haber
sido hijo ilegítimo de Earnshaw y, por consiguiente, hermanastro de Catherine.
Pero la crítica ha tendido a racionalizar el tema del incesto haciendo caso
omiso a sus fuentes románticas. Heathcliff y Catherine no se pueden casar,
dicen algunos, debido al tabú del incesto implícito en la obra. Sin embargo, como
ya hemos visto, el incesto es tan indispensable para la conciencia romántica
que incluso cuando no hay hermano o hermana, como es en el caso de Shelley, han
de inventarse. Para el Romanticismo, el incesto no es un peligro que hay que
evitar, sino algo que fortalece la imaginación. La relación fraternal entre
Heathcliff y Catherine aviva el fuego de su amor, más que apagarlo. Se puede
decir que su amor es asexuado porque no hay deseo de relación carnal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario