Chavs, Owen Jones, p. 254
Nada resume la plaga de conducta
antisocial en las mentes de muchos como esas bandas de adolescentes
encapuchados que haraganean de forma amenazante en las calles. Pero, como ha
descubierto la Fundación Joseph Rowntree, las bandas pueden ser grupos de
adolescentes que se juntan para protegerse, mirar unos por otros e incluso
evitar problemas. Tras estudiar la cultura de bandas en seis zonas, los
investigadores descubrieron un fuerte vínculo entre el comportamiento
territorial y las comunidades más pobres. Formar parte de una banda proporciona
a algunos jóvenes diversión, emoción y apoyo que de otra forma no tendrían. Además,
la Fundación reveló “conexiones entre viviendas inadecuadas y entornos
familiares a menudo difíciles, y la territorialidad. El comportamiento
territorial a algunos les parecía ser producto de la marginación, la falta de
oportunidades y actividades atractivas, de aspiraciones limitadas y una expresión
de identidad”.
Asimismo, las bandas “podían
considerarse un mecanismo de supervivencia para jóvenes que viven en la pobreza”.
Es frecuente oír a comentaristas y políticos conservadores culpar a la mala
educación de los padres por la conducta antisocial entre los jóvenes de clase
trabajadora. Simon Heffer, uno de los principales columnistas de derechas del
país, me dijo que necesitamos “Castigar -y quiero decir castigar con bastante
dureza-la mala educación paterna. Me refiero a que ves casos de chicos que crecen
delinquiendo y que están por debajo de la edad de responsabilidad penal.
¡Encerremos a sus padres! Demos a los hijos en acogida, y que se aseguren de
que se crían correctamente y se educan en acogida”.
Contrariamente a esta opinión,
sucesivos informes de la Fundación Joseph Rowntree han revelado que, en
realidad, los padres suelen jugar un papel enormemente positivo en los barrios
duros de clase trabajadora. «Hay una opinión generalizada de que el comportamiento
antisocial de los jóvenes se puede achacar simplemente a la mala actuación de
los padres”, señalaba Peter Searman, coautor de un informe. “Pero los padres
que hemos entrevistado describían estrategias sofisticadas para minimizar la exposición
de sus hijos al peligro y protegerlos de las tentaciones de descarriarse”
Las bandas pueden proporcionar
una forma de la solidaridad que ha salido de comunidades de clase trabajadora
cada vez más fragmentadas. Las bandas pueden dar sentido a la vida, estructura y
recompensas a un creciente número de jóvenes con negras perspectivas. No es de
extrañar que hayan apelado a algunos chicos de clase trabajadora que han
crecido en la pobreza y no tienen fe en el futuro. De hecho, como señala un
estudio, ofrecen una oportunidad de
«ascenso” mediante la toma de riesgos y la actividad delictiva, muy a menudo el
único tipo de éxito que los jóvenes consideran a su alcance. Debido «a la
actual y machacona insistencia en el éxito escolar y académico”, algunos
jóvenes buscaban «otro lugar para validarse”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario