Sexual personae, Camille Piglia, p. 195
El Perseo fue la respuesta de
Cellini al heroico David realizado en mármol cuarenta años antes por Miguel
Ángel para la misma plaza. Ambas esculturas descienden del David en bronce de
Donatello, el primer desnudo hermoso y la primera escultura verdaderamente
exenta desde la caída del Imperio Romano. Claramente homosexual en su
concepción, muestra a David victorioso, pisando la cabeza cercenada de Goliat.
La historia de David y Goliat, al igual que la de Judith y Holofernes, se
convertiría en un símbolo político de la resistencia florentina a la tiranía.
El David de Donatello es sorprendentemente joven, más joven incluso que el
Efebo Critios. El contraposto del David es lánguidamente helenístico. La mano
en la cadera y la rodilla medio doblada crean la sensación de que está
ofreciendo su cuerpo. Visto de lado, sorprenden sus nalgas, pequeñas y redondeadas,
como melocotones, sus afilados omóplatos y su vientre de niñopetulantemente
abombado. La combinación de un físico infantil con un lenguaje corporal
femenino es perversa y tiene algo de pederasta. Miguel Ángel adoptará esta
fórmula erótica para sus desnudos más atléticos, en donde pasa a ser
abiertamente sadomasoquista.
H.W. Janson, el David de
Donatello es “extrañamente andrógino” “le beau garçon san merci, sólo
consciente de su sensual belleza. Puede que esté relacionado con una obra
poética de Beccadelli, Hermaphroditus. El David tiene el cabello largo, partido
en femeninos itirabuzones adornados con cintas y va tocado con un sombrero espléndndidamente
vulgar engalanado con una guirnalda, una versión del sombrero de viajero de
Hermes Psicopompo. Pero no lleva la túnica de éste, sino sólo unos borceguíes
de cuero exquisitamente esculpidos. Un tropo pornográfico: la persona medio
desnuda es más erótica que totalmente desnuda. El penacho de plumas del casco
de Goliat, cual idea escurridiza, roza la parte interna del muslo de David,
apuntando a los genitales. Los putti romanos suelen mostrar sus genitales o
incluso a veces están representados orinando pícaramente, un motivo este que fue adoptado en muchas fuentes renacentistas.
Donatello poetiza la ostentatio genitalium, una exhibición pagana. La cabeza
cana del monstruo vencido es un detalle iconográfico conocido, pero aquí el
monstruo vomita un chorro de sangre que rodea la estatua a modo de guirnalda.
Lo que mana es el deseo del gigante y también el del artista. David, hincando
su gran espada en el centro, ha robado el pene adulto, de la misma forma que ha
robado los corazones. El chorro de sangre, rematado en un penacho, es una nube
carnal: Zeus, como un águila herida, llevándose a Ganímedes.
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