Sexual personae, Camille Paglia, p. 542
Ese recuerdo de Tenessee Williams
de su traumática iniciación sexual confirma mi lectura de De repente el último
verano, que yo siempre he considerado una obra salida de las profundidades
ctónicas. La obra originariamente apareció con otra en Garden District (1958), el nombre de un lugar de Nueva Orleans que
Williams convierte en una metáfora de la naturaleza rapaz. La brillante
adaptación al cine de De repente el último verano (1960), dirigida por Joseph
L. Mankiewicz con guion de Gore Vida!, fue un desastre de crítica. Muestra a la
madre naturaleza como un vortex de Sade y Darwin, en el que los débiles son devorados
por los fuertes. En una escena de horror expresionista, que tensa al máximo los
límites emocionales de la película, Katherine Hepburn en el papel de Violet
Venable, narra el ataque anual de los pájaros de las Encantadas a las tortugas
recién nacidas que corren hacia el mar. De repente el último verano es un A
Contrapelo invertido. En lugar de un cubículo ctónico (el hortícola capítulo
VIII de Huysmans) en un espacio estético, hay un cubículo estético en un
espacio ctónico. El cubículo estético de Williams es un santuario votivo
preservado por una despótica mater dolorosa en honor de su hijo/amante, el
esteta homosexual Sebastian Venable, quien escribía un poema al año, eso sí, perfecto,
en una edición privada digna de Des Esseintes. La rica madre y su hijo eran una
«pareja famosa” en los lugares de Europa que solían frecuentar. En los
inseparables Violet y Sebastian, Williams moderniza sexualmente a Viola y
Sebastian, los gemelos hermafroditas de Shakespeare. La modernización aquí,
como en Picasso, significa volver a un arquetipo primitivo. Violet y Sebastian
son la Gran Madre y su hijo ritualmente asesinado. Es asesinado por un conjunto
de mendigos depredadores, quienes cortan y comen su carne en una especie de
sparagmos ritual. Ella es la que cultiva plantas insectívoras en un “jardínjungla”
perpetuamente envuelto en vapor que se describe en la obra con un lenguaje
tomado directamente de A Contrapelo.El siniestro jardín es la más potente
evocación cinematográfica de la ciénaga primigenia, sólo superada por la saga
de los dinosaurios en Fantasía de Disney. La película de Mankiewicz es
sofisticada y culta: colgado en la habitación del hijo hay un cuadro
renacentista de San Sebastián, el bello muchacho sangrante. Sebastian Venable
pertenece a la tradición del mártir homoerótico, una tradición a la que
contribuyó Oscar Wilde al adoptar el nombre de Sebastian Melmoth tras ser
puesto en libertad.
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