Alfred Hitchcock, Donald Spoto, p. 344
A la actriz le habían sido
prometidas unas largas vacaciones aquel verano, y así film tuvo que ser
retrasado de nuevo. Antes de que se marchara, sin embargo, Novak se reunió con
Edith Head para elegir el vestuario. “Llegó con todo tipo de preconcebidas
acerca de lo que debía llevar y cómo debía verse y no debía verse en pantalla
-recordaría Edith Head-. Anunció que no iba a llevar un traje gris con teñido
de rubio para la cámara en Technicolor, puesto que temía que se la viera vaga y
desteñida. También dijo que posiblemente no iba a poder llevar escarpines marón
oscuro, puesto que exagerarían lo que ella consideraba unas pantorrillas más
bien carnosas. Bueno, le dije que echara otra ojeada al guión. Para la escena
en la cual tenia que llevar un traje gris y un chal blanco con su pelo rubio
platino peinado hacia atrás Hitchcock babia sido muy específico. Había
insistido en que debia dar la impresión como si acabara de surgir de la niebla
de San Francisco ... una mujer hecha de misterio e ilusión. Naturalmente,
cuando fue plasmada en la pantalla, dio exactamente la impresión que Hitch
quería.»
Herbert Coleman recordaría
claramente el primer encuentro de Kim con Hitchcock: “Hitch deseaba que la
trajera a casa antes de que se fuera de vacaciones. Ante la sopresa de ella,
Hitch habló de todo menos de l apelícula –arte comida- viajes, vinos-, de todas
las cosas sobre las que pensaba que ella no debía saber mucho.Consiguió hacer
que se sintiera como una niñita desvalida, ignorante y desasistida, y eso era
exactamente lo que él pretendía ... romper su resistencia. Al fmalizar la tarde
la tenía exactamente allí donde quería, dócil y obediente e incluso un poco
confusa.»
Después de que ella regresara de
sus vacaciones, hubo una ironía final. Ella se negó a empezar a trabajar hasta
que hubiera recibido un cheque que le había prometido Harry Cobn ... un
porcentaje de lo cobrado por él por la cesión a Wassennan y la Paramount; pero
cuando tuvo ya el dinero y estuvo dispuesta para empezar, Vera Miles ya había
dado a luz a su hijo y estaba disponible para el papel. Hitchcock, que tenía a
la Miles bajo contrato, hubiera podido reconsiderar las cosas. Decidió no
hacerlo, sin embargo, y con la Novak finalmente dispuesta para trabajar y
Hitchcock furioso aún por el inoportuno tercer embarazo de Vera Miles, fijó la
fecha de inicio del rodaje para mediados de septiembre.
Desde 1957 hasta el final de su
vida, Hitchcock fue algo menos que generoso en su estimación del trabajo de Kim
Novak para él. “Estaba rígida de miedo y a la defensiva la primera vez que nos
vimos -le dijo a Hedda Hopper-. Tuve que hacer que se relajara, darle confianza
... Me resultó muy dificil conseguir de ella lo que yo quería, puesto que su
cabeza estaba llena de ideas propias.» Pero hubo algo bueno en la experiencia, confesaría
años más tarde: «Al menos tuve la oportunidad de echarla al agua”... una referencia
a la escena en la cual ella tiene que fingir que se suicida saltando a la Bahía
de San Francisco. Le divertía el recordar que se necesitó efectuar muchas veces
la toma en el tanque del estudio ... lo cual implicaba que la infeliz mujer
tenía que saltar completamente vestida al agua, salir de ella, secarse,
cambiarse a un vestido seco y luego obligada a saltar de nuevo.
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