Las dimensiones finitas, AG Porta, p. 172
La pirámide de Maslow-no
confundir con Madoff, el estafador-muestra las necesidades del ser humano en
una secuencia que le lleva de la pura supervivencia hasta el crecimiento
personal, y la expone en cinco pisos de un triángulo en cuya base se encuentran
las necesidades fisiológicas y en la cúspide las de autorrealización, avanzando
de la primera hasta la última a través de la seguridad, las necesidades
sociales y la estima. Reconozcco que no necesito demasiado para vivir. En
aquella época tampoco. La seguridad en el empleo debió de ser mi objetivo
principal y luego, en lugar de ir escalando, probablemente tanto me diera una cosa
como otra. O tal vez sea que de pronto me encontré en la cima sin haber pasado
por los pisos intermedios-o los pasé todos a la vez-como quien sube en ascensor
y se ahorra las escaleras. Si he de ser sin cero, juraría que mi objetivo
siempre ha sido llenar las horas con algo. Creo que no se me subió la fama a la
cabeza al menos no mucho, ocurrió que simplemente no tuve tiempo de digerir
nada. No cambié de domicilio ni de barrio, ni siquiera compré aquel televisor
que no echaba en falta,: seguí trabajando sobre el piso de madera, amontonando
los periódicos y algún que otro libro junto a los que había llevado en la bolsa
que me preparó Jeanine (quedaban bien amontonados junto a las cubiertas de
Primal Scream). Algunos días seguía tomando el autobús para acudir a la oficina.
Como les creo al corriente de lo que ha venido sucediendo hasta el día de
hoy-diciembre de 2013-con la crisis o las sucesivas crisis que se han ido
engarzando una tras otra, me ahorraré relacionarles cuántas veces han caído las
bolsas; cuántas veces se anunció una fecha final; en cuántas ocasiones se ha acudido al rescate de bancos.
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