El rey pálido, DF Wallace, p.150
-Creo que ya de pequeñito me
imaginaba a los hombres de Hacienda como esa otra clase de héroes
institucionales, burocráticos, héroes con hache minúscula: como la policía, los
bomberos, los asistentes sociales, la Cruz Roja y los empleados de VISTA, la
gente que lleva los registros del subsidio por invalidez y hasta ciertos tipos
de clero y voluntarios religiosos; gente que intenta cerrar con suturas o con
vendas todas esas heridas que la gente más egoísta, vanidosa, desconsiderada y
egocéntrica le está infligiendo siempre a la comunidad. Quiero decir que se
parecen más a la policía y a los bomberos y al clero que a esa otra gente a la
que todo el mundo conoce y que sale en los periódicos por el trabajo que hacen.
No estoy hablando de esa clase de héroes que “ponen sus vidas en juego”.
Supongo que lo que estoy diciendo es que hay otras clases. Y yo quería ser uno
de ellos. De esos que todavía parecían más heroicos porque nadie los aplaudía y
nadie pensaba nunca en ellos, y si pensaban en ellos era para considerarlos enemigos.
La clase de persona que se apunta al Comité de Limpieza en lugar de tocar en la
orquesta del baile o de ir de acompañante de la reina del baile de graduación,
ya me entiende usted. Esa gente callada que limpia y hace el trabajo sucio de
los demás. Ya sabe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario