De Al límite de Pynchon, p. 345-346
-Parece que lo de salir con
policías se ha terminado. Todas las chicas de la ciudad, independientemente de
su coeficiente intelectual, se han transformado de la noche a la mañana en
desamparadas estúpidas que se desviven por que las cuide uno de esos grandes y
fuertotes uniformados de emergencias. ¿Modernas ellas?, ¿modernillas de pitiminí?
Puaj. Unas descerebradas que no se enteran de nada, eso es lo que son.
Reprime las ganas de preguntar si
Carmine, incapaz de resistirse a tanta atención, ha estado engañándola:
-Pero ¿qué ha pasado
exactamente?, bueno, no, mejor exactamente no.
-Carrnine ha estado leyendo los
periódicos, se ha tragado la historia entera. Ahora se cree que es un héroe.
_¿y no lo es?
-Es un detective de comisaría. No
ve las emergencias ni en pintura, para cuando él llega ya se han ido todos. Se
pasa la mayor parte del tiempo en la oficina. El mismo trabajo que ha hecho
siempre, los mismos ladronzuelos de siempre, los mismos camellos, los mismos
maltratadores domésticos. Pero ahora Carmine cree que está en primera línea de
la Guerra contra el Terror y que yo no me muestro lo debidamente respetuosa.
-Pero (lo has sido alguna vez?,
¿acaso antes no se daba cuenta? -Él apreciaba que una mujer tuviera carácter,
una personalidad fuerte. Eso decía. Y eso creía yo. Pero desde el ataque ...
-Sí, ya, se nota lo mucho que se
han agriado algunos caracteres. -Los policías de Nueva York siempre han sido
arrogantes, pero últimamente aparcan siempre en la acera, gritan a los civiles
sin motivo; cada vez que un chaval intenta saltarse un tomo, se suspende el
servicio de metro y vehículos policiales de todas las clases, de superficie y aerotransportados,
convergen en la zona y ahí se quedan. En Fairway han empezado a vender mezclas
de café con los nombres de los distritos policiales. Las panaderías que sirven
a las cafeterías han inventado un gigantesco bollo relleno de mermelada llamado
«Héroe», con la forma del conocido sándwich del mismo nombre, para cuando
aparecen los coches patrulla. Heidi ha estado trabajando en un artículo para el
journal of Memespace Cartography que ha titulado «Estrella heteronormativa en alza, compañero oscuro
homófobo", en el que argumenta que la ironía, que se supone que es un
rasgo básico del humor gay urbano y era muy popular en los 90, se ha convertido
ahora en una víctima colateral más del 11S porque no habría impedido que
ocurriese la tragedia.
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