De Cartas escogidas de WF, p.409
Creo que todos los jóvenes, por feos que sean -enanos,
monstruos, tullidos, hediondos, todos-, alguna vez en su vida son capaces de
sentir un gran amor, de sacrificarse por amor, por el ser querido, la amada.
Pero a la mayoría se nos escapa. Enmudecemos y fracasamos, o escogemos mal (si
hay elección), la persona inadecuada, demasiado grande, demasiado fuerte para
nosotros o que no pertenece a nuestra dase. Esto es lo que él hizo. Trágico,
triste, real; pero mejor que nada. De hecho, lo mejor no es ser amado sino
amar; si ya lo ha leído, recordará otro de mis personajes que dice: “Entre la
pena y la nada, elijo la pena”
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