De El abrigo de Proust de Lorenza Foschini, p.54
Hay cosas en la vida que escapan
a la razón y que nos empujan a actuar movidos por algún tipo de fuerza superior:
“El hecho de que la inteligencia” escribe Proust en Aibertine desaparecida, “no
sea el instrumento más sutil ni más poderoso, más apropiado para captar la
verdad, no es sino una razón de más para comenzar por la inteligencia y no por
la intuición del inconsciente, no por una fe concebida en los presentimientos.
Es la vida que, poco a poco, caso por caso, nos permite comprender que lo más importante para nuestro corazón o para nuestro
espíritu no lo llegamos a conocer por el razonamiento sino gracias a otras
fuerzas. Y entonces la inteligencia
misma, al darse cuenta de la superioridad de estas, abdica por razonamiento y
acepta colaborar con ellas y servirlas».
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