QUÉ ESCRIBIMOS, POR QUÉ LO
ESCRIBIMOS Y A QUIÉN LE IMPORTA
Probablemente, pronunciar
conferencias no sea una ocupación demasiado apropiada para un novelista. Philip
Larkin decía que un escritor que se planta ante un público es «un yo que hace
como que soy yo”. Pero es una oportunidad que no dejamos escapar porque es
mucho más fácil que escribir relatos. En las conferencias se acepta, y a veces incluso
se aprecia, la labia que normalmente no se admite en la escritura. En el atril,
uno se «ayuda» con la voz y la presencia física, mientras que en los relatos es
necesario partir cada vez de cero. En una charla como ésta, es posible reunir
las opiniones más dispares, los prejuicios y los deseos de venganza que rondan
inútilmente por la cabeza y presentarlo todo como un <
Y finalmente, por supuesto, en
una conferencia se cuenta con una expectativa que la escritura no ofrece; la de
que si el contenido no es bueno, o es inexistente, será rápidamente olvidado y
no nos dejará huellas molestas cuando salgamos volando hacia el cóctel.
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