07.00 Decido salir en busca de
Gurb.
Antes de salir oculto la nave
para evitar reconocimiento e inspección de la misma por parte de la fauna
autóctona. Consultado el Catálogo Astral, decido transformar la nave en cuerpo
terrestre denominado vivienda unifamiliar adosada, calef. 3 dorm. 2 bñs. Terraza.
Piscina comunit. 2 plzs. Pkng. Máximas facilidades.
07.30 Decido adoptar apariencia
de ente humano individualizado. Consultado Catálogo, elijo el condeduque de
Olivares.
07.45 En lugar de abandonar la
nave por la escotilla (ahora transformada en puerta de cuarterones de gran
simplicidad estructural, pero de muy difícil manejo), opto por naturalizarme
allí donde la concentración de entes individualizados es más densa, con objeto
de no llamar la atención.
08.00 Me naturalizo en lugar
llamado Diagonal-Paseo de Gracia. Soy arrollado por autobús número 17
Barceloneta-Vall d’Hebron. Debo recuperar la cabeza, que ha salido rodando de
resultas de la colisión. Operación dificultosa por la afluencia de vehículos.
08.01 Arrollado por un Opel
Corsa.
08.02 Arrollado por una furgoneta
de reparto.
08.03 Arrollado por un taxi.
08.04 Recupero la cabeza y la
lavo en una fuente pública situada a pocos metros del lugar de la colisión.
Aprovecho la oportunidad para analizar la composición del agua de la zona:
hidrógeno, oxígeno y caca.
08.15 Debido a la alta densidad
de entes individualizados, tal vez resulte algo difícil localizar a Gurb a
simple vista, pero me resisto a establecer contacto sensorial, porque ignoro
las consecuencias que ello podría tener para el equilibrio ecológico de la zona
y, en consecuencia, para sus habitantes.
Los seres humanos son cosas de
tamaño variable. Los más pequeños de entre ellos lo son tanto, que si otros
seres humanos más altos no los llevaran en un cochecito, no tardarían en ser
pisados (y tal vez perderían la cabeza) por los de mayor estatura. Lo más altos
raramente sobrepasan los 200 centímetros de longitud. Un dato sorprendente es
que cuando yacen estirados continúan midiendo exactamente lo mismo. Algunos
llevan bigote; otros barba y bigote. Casi todos tienen dos ojos, que pueden
estar situados en la parte anterior o posterior de la cara, según se les mire.
Al andar se desplazan de atrás a delante, para lo cual deben contrarrestar el
movimiento de las piernas con un vigoroso braceo. Los más apremiados refuerzan
el braceo por mediación de carteras de piel o plástico o de unos maletines
denominados Samsonite, hechos de un material procedente de otro planeta. El
sistema de desplazamiento de los automóviles (cuatro ruedas pareadas rellenas
de aire fétido) es más racional, y permite alcanzar mayores velocidades. No
debo volar ni andar sobre la coronilla si no quiero ser tenido por excéntrico.
Nota: mantener siempre en contacto con el suelo un pie – cualquiera de los dos
sirve- o el órgano externo denominado culo
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