De El mal de Montano de E.V-M., p.188-189
Sebald es un gran lector de
Borges, de quien siempre alaba que supiera comprender muy temprano el error que
supuso expulsar a la metafísica de la filosofía. Porque de hecho, dice Sebald,
hay cosas que no nos podemos explicar fácilmente, y porque, más allá de lo
social, forma parte de nuestra condición humana, antes más que ahora, mantener cierta
relación con los que nos antecedieron. Recordar a los muertos es algo que nos
distingue de la animalidad. Soy un espía y constante lector de Sebald, de sus
largas caminatas a lo Robert Walser, de su exploración del mundo de los
muertos, de sus incursiones fantásticas en el espacio de los excéntricos.
Comentando el caso raro de los polacos de la estación periférica, dijo Sebald: “No
son casualidades, sino que en alguna parte hay una relación que de cuando en cuando
centellea por entre un tejido ajado.”
Estoy aquí en el Café Acinel, al
anochecer, junto a los pasajeros de los ferrys, trabajando una vez más en este
diccionario de escritores de diarios íntimos y tratando de relacionado con El
mal de Montano, intentando recomponer el tejido ajado de esas relaciones entre
los dos textos distintos, intentando que de nuevo algo centellee y nos recuerde
que hubo en otros tiempos un tejido joven y perfecto, de hilo sereno y lenguaje
lógico en el que carecían de sentido las casualidades porque todo era
nítidamente casual. Pasa otra gaviota y esta vez no la sigo, me quedo dentro del
mundo de Sebald, que me trae a la memoria otra casualidad, también posiblemente
nada casual, que me dejó pensativo en febrero de este año en la isla de Faial,
la noche en la que acabamos dejando el Café Sport y saliendo a la calle tras haber
brindado por los muertos de las islas, por esa leyenda que dice que las alminhas
se refugian en el fondo de los pozos y los patios y su voz es el canto de los
grillos. Le gustaría a Sebald conocer esta leyenda de las Azores. Sigo sus
paseos por el mundo de las ruinas, de lo muerto. Y también sus contactos con
una estimulante tendencia de la novela contemporánea, una tendencia que va
abriendo un territorio a caballo entre el ensayo, la ficción y lo
autobiográfico: ese camino por el que circulan obras como Danubio de Claudio Magris, por ejemplo, o como El arte de la fuga
de Sergio Pitol.
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