Gontahm Handbook, Paul Auster
Sonreír
Sonríe cuando la situación no lo
imponga. Sonríe cuando estés enfadada, cuando te sientas desdichada, cuando
sientas que la vida te maltrata, y observa el efecto que eso produce. Sonríe a
los desconocidos por la calle. Nueva York puede ser peligrosa, así que tienes
que ser prudente. Si lo prefieres, sonríe solamente a las mujeres (los hombres
son brutos, hay que evitar que se formen una idea equivocada).
Sonríe, sin embargo, tan a menudo
como te sea posible a la gente que no conoces. Sonríe al empleado de banca que
te da tu dinero, a la camarera que te trae la comida, a la persona que se sienta
frente a ti en el metro.
Fíjate si alguno de ellos te
sonríe a su vez.
Lleva la cuenta del número de
sonrisas que te dirigen cada día.
No te decepciones cuando la gente
no te devuelva la sonrisa.
Considera cada sonrisa que te
dedican como un precioso regalo
Hablar con desconocidos
Algunas
personas te dirigirán la palabra una vez que tú les hayas sonreído. Debes
prepararte para ello con algunos comentarios aduladores.
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