Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

NUEVA YORK


Gontahm Handbook, Paul Auster

Sonreír

Sonríe cuando la situación no lo imponga. Sonríe cuando estés enfadada, cuando te sientas desdichada, cuando sientas que la vida te maltrata, y observa el efecto que eso produce. Sonríe a los desconocidos por la calle. Nueva York puede ser peligrosa, así que tienes que ser prudente. Si lo prefieres, sonríe solamente a las mujeres (los hombres son brutos, hay que evitar que se formen una idea equivocada).

Sonríe, sin embargo, tan a menudo como te sea posible a la gente que no conoces. Sonríe al empleado de banca que te da tu dinero, a la camarera que te trae la comida, a la persona que se sienta frente a ti en el metro.

Fíjate si alguno de ellos te sonríe a su vez.

Lleva la cuenta del número de sonrisas que te dirigen cada día.

No te decepciones cuando la gente no te devuelva la sonrisa.

Considera cada sonrisa que te dedican como un precioso regalo

Hablar con desconocidos

Algunas personas te dirigirán la palabra una vez que tú les hayas sonreído. Debes prepararte para ello con algunos comentarios aduladores.


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