CUCHILLO
A las once menos cuarto del 12 de
agosto de 2022, un soleado viernes por la mañana en el norte del estado de
Nueva York, fui agredido y casi asesinado por un joven armado con un cuchillo
poco después de subir yo al escenario del anfiteatro de Chautauqua para hablar
de la importancia de mantener a los escritores a salvo de todo riesgo.
Yo estaba con Henry Reese,
creador junto con su esposa, Diane Sarnuels, del proyecto Ciudad Asilo de
Pittsburgh, que brinda refugio a una serie de escritores cuya seguridad corre peligro
en sus países respectivos. Era de esto de lo que íbamos a hablar en Chautauqua
Henry y yo: de la creación en Norteamérica de espacios seguros para autores
extranjeros, y de mi implicación en los inicios de dicho proyecto. La charla formaba
parte de una semana de actos en la Chautauqua Institution bajo el lema: «Más
que un refugio: Redefinir el hogar norteamericano”.
La conversación entre ambos no
tuvo lugar. Como iba a descubrir enseguida, aquel día el anfiteatro no era un
espacio seguro para mí.
Todavía veo el momento a cámara
lenta. Sigo con la mirada al hombre que se destaca de entre el público y corre hacia
mí. Veo cada paso de su precipitada carrera. Me veo a mí mismo poniéndome de
pie y volviéndome hacia él. (Continúo de cara a él. En ningún momento le doy la
espalda.
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