Gotham Handbook, Paul Auster
En Nueva York no solamente se descuida a las personas. También se descuidan las cosas. No pienso sólo en las cosas importantes como los puentes o las vías del metro, sino también en las pequeñas cosas en las que apenas reparamos y que tenemos delante de las narices: trozos de acera o de muro, bancos públicos. Fíjate bien en los objetos que te rodean y verás que casi todos están en ruinas.
Elige un lugar en la ciudad y
piensa en él como si te perteneciese. No importa ni dónde esté ni qué lugar
sea. La esquina de una calle, una boca de metro, un árbol del parque. Asume
este sitio como si tú fueras la responsable. Límpialo. Adórnalo. Piensa en él
como si fuera una extensión de tu ser. Ten hacia él el amor propio que tendrías
por tu propia casa.
Acude todos los días a la misma
hora. Quédate una hora a observar lo que sucede, a anotar a todos los que
pasan, si se paran o hacen cualquier cosa. Toma notas, haz fotografías. Graba estas observaciones cotidianas, y mira si
puedes aprender algo de estas personas, del lugar o de ti misma. Sonríe a los
que se acerquen. Háblales siempre que te sea posible. Si no sabes qué decirles,
empieza hablando del tiempo.
5 de marzo de 1994
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