Instrumental, James Rhodes, 254
No os hagáis preguntas sobre el
pasado del otro. Bajo ninguna circunstancia preguntéis por exparejas, por
cuántos amantes ha tenido la otra persona, si ha practicado sexo anal con
alguien, si se lo tragaban, si han estado en no sé qué país hotel Restaurante
con otra persona, etcétera, etcétera. No analicéis la relación entre vosotros,
no examinéis dónde estáis o hacia dónde vais. Esto no procura ni una sola
ventaja.
Adelántate a lo que necesita la
otra persona, haz cosas que la hagan sentir bien, aunque te parezcan una
estupidez, algo indulgente o que está mal. Reserva diez minutos al final de cada
día para comprobar cómo está el otro. Cinco minutos para que cada persona
hable, sin ser interrumpida, de su jornada, que comente algunas cosas que le
inspiran gratitud, detalles que ha tenido el otro y que le han conmovido, cosas
que le hacen ilusión, que le preocupan. Y terminad siempre con un «te quiero »
y un beso. Siempre.
Todo esto es especialmente
importante si tenéis hijos. Estos deben saber absolutamente, sin
cuestionárselo, que papá y mamá son lo más importante; la vuestra es la
relación fundamental y merece la mayor de las atenciones. Quered a vuestros hijos,
mimadlos hasta decir basta, estad disponibles para ellos y dadles todo lo que
vuestros padres no os dieron. Pero nunca, jamás, interrumpáis una conversación
porque han entrado en la habitación pidiendo un puto helado
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