De El loro de Flaubert, de Julian Barnes, p.82
Y si sentimos deseos de seguir haciendo interpretaciones, podemos analizar más a fondo esta breve circunstancia. ¿No es, quizá, una notable coincidencia histórica que el mayor novelista europeo del siglo xix conociera en las Pirámides a uno de los más notables personajes de ficción que han sido creados en el siglo xx? ¿No es notable que Flaubert, húmedo todavía de sus relaciones con los espectadores muchachos de las casas de baños cairotas, encontrar el nombre del seductor nabokoviano de la menor de edad norteamericana? Es más, ¿cuál es el oficio de esta versión de Humbert Humbert? Es un frotteur. Literalmente, un encerador de suelos; pero, también, un perverso sexual al que le gusta el roce de las multitudes.
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