De España, de Manuel Vilas, p. 183
Un mejillón cebra es lo más simple del mundo: una cáscara y un músculo, y a funcionar, eso es todo. Y funciona. Pronto invadirá la literatura. Ya veo a fu turos Gregorios Samsas convertidos en mejillones cebras. Ya veo a las cucarachas convertidas en pequeñas mariposas domésticas, e inofensivas si se las compara con el mejillóncebra. ¿Se comerán los mejillones cebras los pies de los bañistas?
Después de decir la palabra “bañista” se produjeron docenas de aplausos espontáneos. El público vibraba con las palabras del profesor Latre Escobar. Este sonreía y volvió a beber agua. Una enorme sonrisa era su rostro. Levantó una mano en señal de que debían terminar ya los aplausos. Su esposa Marifé estaba en la primera fila de butacas, orgu
llosísima de su marido, ella ya conocía la brillante conferencia, pero no podía evitar sumergirse en sofocos místicos, en emociones incontrolables conforme la conferencia avanzaba hacia el final. Al cabo, el profesor Latre continuó diciendo: La rata será desplazada y su simbolismo existencial desaparecerá de la memoria de los hombres, la rata será sólo una nota a pie de página. El mejillón cebra es una nueva plaga bíblica, es la forma en que la naturaleza castiga la desde la belleza del mundo; el mejillón cebra es un invento del Maligno. Pronto descubrirán mejillones cebras con cuernos que se encenderán en la oscuridad de los pantanos y de las presas; mejillones cebra con el número 666 tatuado en sus horrorosas vulvas; mejillones cebra hablan do en latín en la noche de las conciencias finales. Además, este mejillón, inmune a la paella valenciana, acabará mutando, y pronto le saldrán alas cebra, e invadirá los cielos, las nubes, el aire, las tormentas. Esperemos que no le salgan pies y manos.
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