El Premio Grillparzer
Para la entrega del Premio Griliparzer de la Academia de Ciencias en Viena tuve que comprarme un traje, porque, dos horas antes del solemne acto, comprendí que no podía aparecer con pantalones y jersey en aquella ceremonia indudablemente extraordinaria, y en efecto tomé en el llamado Graben la decisión de ir al Kohlmarkt y vestirme de una forma debidamente solemne, y con ese fin fui a la tienda de caballeros, muy bien conocida por mí por haber comprado en ella varias veces calcetines y que llevaba el característico nombre de Sir Anthony, si bien recuerdo, eran las diez menos cuarto cuando entré en el salón de SirAntbony, la entrega del Premio Griliparzer debía tener lugar a las once y todavía tenía mucho tiempo. Mi intención era comprarme, aunque de confección, el me-
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