Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

EPIGENETICA


Los límites de la certeza, Siri Hustvedt, p. 56

Queda mucho por hacer en la epigenética, y algunos biólogos moleculares se muestran escépticos en cuanto a los hallazgos de Meaney y esperan que se lleven a cabo más investigaciones que reproduzcan los experimentos. Las ratas no son personas, y a las personas no se las puede someter a los experimentos agresivos que se realizan rutinariamente en criaturas de laboratorio, pero hay estudios que indican que el trauma temprano, por ejemplo, también afecta la metilación y la expresión génica en los seres humanos. Más sorprendente quizá sea que se haya recuperado la noción epigenética hace tiempo desacreditada de que los padres transmiten a sus hijos las características adquiridas a lo largo de su vida, una idea que convirtió al naturalista y teórico evolucionista francés Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829) en el hazmerreír de la ciencia. Aunque a menudo se cree que Darwin y Lamarck defendían ideas opuestas, Darwin no contradijo a Lamarck. Él también creía que algunas características adquiridas eran heredables. En cuanto al estrés, esa palabra que hoy día se utiliza para todo tipo de males, se sabe desde hace mucho tiempo que el abandono y los shocks de distinta índole afectan al desarrollo infantil. Lo que nadie sabía era que esas experiencias podían alterar factores no genéticos que, sin embargo, influyen en el comportamiento de los genes y en cómo se expresan los de una persona, y que esto podía transmitirse a la siguiente generación.

La idea de M. de que el sentido de privilegio puede atribuirse directamente a los genes no ha sido corroborada por la investigación genética, lo que no es lo mismo que decir que no existe una dinámica hereditaria. El camino que va de los genes a la estructura de un organismo es  más bien tortuoso y depende de muchos factores, entre ellos los cuidados que recibe un animal los primeros años de vida. Sin embargo, persiste la “idea” de que los genes funcionan como un «programa”. El biólogo François Jacob lanzó la metáfora en 1970: «El programa es un modelo tomado de las computadoras electrónicas. Equipara el material genético de un óvulo con la cinta magnética de una computadora" Esta ecuación da por hecho que, como en un ordenador, toda la lógica está contenida en la secuencia de ADN. Ya en la década de 1950, la genetista Barbara McClintock encontró indicios de que los genes no eran un mensaje lineal estático inscrito en la secuencia del ADN. Todo esto es bien conocido y ha sido expuesto de forma reiterada en múltiples formas tanto por personas que realizan investigaciones genéticas como por filósofos de la ciencia.


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