Tomás Nevinson, Javier Marías. p. 608
Ahora sí abrió Centurión el
paquete de Pérez Nuix. Tenía tiempo de sobra, pero mejor no improvisar. Se
llevó la sorpresa de que contenía lo que le había pedido y algo más, había dos
fármacos. El solicitado era Rohipnol (si se escribe así, no lo sé, nunca más lo
he tenido en la mano y del97 hace mucho tiempo), que, como su nombre insinúa, posee
efectos hipnóticos, o más bien aturdidores y anuladores de la voluntad: pérdida
total de la conciencia o casi, borradura del tiempo, dificultad o imposibilidad
de recordar lo sucedido bajo su influencia, o si acaso una especie de confusión
radical, nadie está seguro de que pasara lo que algunos fogonazos o
alucinaciones retrospectivos lo inducen a figurarse que pasó. Depende de las
personas, a veces hay un blanco absoluto. Era una droga bastante utilizada desde
finales de los ochenta para desvalijar en su casa a incautos tras un inicio de
seducción, o tras la consumación. La
empleaban chaperos y putas, que efectuaban la primera parte del trabajo
(seducción y administración en una bebida) y después avisaban a sus compinches
para que se encargaran de limpiar el chalet o el piso con pericia y celeridad.
Las secuelas eran inexistentes o mínimas en los afectados: sólo esfuerzos
ímprobos para despertar, niebla densa o impenetrables nubes, y más a menudo un completo
vacío, jamás se enteraban de lo acontecido durante su trance, o por los
resultados nada más. También se valían de ella violadores contumaces y arteros,
reacios a usar la fuerza y temerosos de la ley. Dormían a la víctima o la
dejaban fuera de juego, algunas ni tenían conciencia de haber sufrido el ataque
y por tanto no denunciaban; si luego notaban escozor, irritación y hasta
dolores, tendían que fueran vírgenes, podían no percatarse de la penetración, sobre
todo si había sido exclusivamente digital. Hoy me temo que aún recurren a ese
fármaco y a similares los violadores más cobardes, los que actúan en grupo. En 1997
esta práctica no estaba tan extendida, hasta los delincuentes eran menos
salvajes y animalescos.
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