¿Preferirías amar más y sufrir
más o amar menos y sufrir menos? Creo que, en definitiva, esa es la única
cuestión.
Puedes puntualizar -certeramente-
que no lo es. Porque no tenemos elección. Si la tuviéramos sí sería una
cuestión. Pero no elegimos y en consecuencia no lo es. ¿Quién puede controlar cuánto
ama? Si se puede controlar, entonces no es amor. No sé cómo podemos llamarlo,
pero no es amor.
La mayoría de nosotros solo tiene
una historia que contar. No quiero decir que solo nos sucede una vez en la
vida: hay incontables sucesos que convertimos en incontables historias. Pero solo
hay una que importa, solo una que a la postre vale la pena contar. La que
cuento aquí es la mía.
Pero aquí surge el primer
problema. Si se trata de tu única historia, entonces es la que has contado y
vuelto a contar más veces, aunque sea -como es mi caso- principalmente a ti mismo. Así que la cuestión es la siguiente:
¿todas esas narraciones te acercan a la verdad de lo que sucedió o te alejan de
ella? No estoy seguro. Una prueba podría ser si, a medida que pasan los años,
sales mejor o peor parado de tu historia. Salir peor podría indicar que estás
siendo más veraz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario