De La cartera del cretino de Kurt Vonnegut, p. 109
Otro alemán llamado Heinrich
-aunque apellidado Boll y que es un gran escritor- y yo nos hicimos amigos pese
a haber sido cabos en ejércitos enemigos. Una vez le pregunté cuál era para él
el defecto principal del carácter alemán y me contestó, «la obediencia». Cuando
pienso en las siniestras órdenes obedecidas por los secuaces de Colón, o en
esos sacerdotes aztecas que supervisaban los sacrificios humanos, o en esos
burócratas chinos seniles dispuestos a silenciar a los que protestaban pacíficamente
y sin armas en la Plaza de Tian'anmen hace apenas tres años, cuando escribo
esto, debo preguntarme si la obediencia no será el defecto básico de la
humanidad.
§§§
Ya es lunes. Que no se me olvide:
en esta parte del Nuevo Mundo, el martes es el Día de la Basura. Cuando estaba
en Sicilia, aceptando un premio por mi libro Galápagos, en el que yo sostenía
que los seres humanos eran unos animales tan terribles porque tenían el cerebro
demasiado grande, todo el mundo se puso a hablar de repente de una historia que
acababa de aparecer en la prensa y en la televisión. Resulta que soldados americanos
con excavadoras habían enterrado vivos a miles de soldados iraquíes en los
túneles donde se refugiaban de nuestras bombas, cohetes y misiles. Respondí sin
dudarlo que los soldados americanos serían incapaces de llevar a cabo algo tan
mezquino . Me equivocaba de nuevo.
En la imagen El Angel exterminador
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