Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

DIVORCIO


De El día que Nietzsche lloró de Irvin D.Yalom, p. 319
-¿Una oportunidad? -replicó Mathilde-. ¿Para encontrarte a ti mismo? Josef, ¿qué estás diciendo? No te entiendo. ¿Qué es lo que estás pidiendo? -¡No te pido nada a ti! Me pido algo a mí mismo.
Tengo que cambiar mi vida. De lo contrario, me enfrentaré a la muerte sin la sensación de haber vivido.
-¡Josef, esto es una locura! --exclamó Mathilde. El miedo le dilató los ojos-. ¿Qué te ha pasado? ¿Desde cuándo existen tu vida y mi vida? Compartimos la misma vida. Hicimos un pacto para compartir nuestras vidas.
-. Pero ¿cómo pude dar nada antes de que fuera mío? -Ya no te entiendo. “Libertad”, “encontrarme a mí mismo”, “no haber vivido” ... Esas palabras carecen de sentido para m{. ¿Qué te está pasando, Josef? ¿Qué nos está pasando? -Mathilde no pudo seguir hablando. Se metió los puños en la boca, dio media vuelta y empezó a sollozar.

]osef había visto cómo se convulsionaba. Se acercó a ella. Mathilde se esforzaba por respirar, la cabeza apoyada sobre el brazo del sillón. Las lágrimas le caían en la falda, los sollozos agitaban sus pechos. Deseando consolarla, le puso la mano sobre el hombro, pero notó que ella se apartaba. Fue entonces, en ese momento, cuando se dio cuenta de que el curso de su vida había llegado a una encrucijada. Se había apartado de la multitud. Ya había consumado la ruptura. El hombro de su mujer, su espalda, sus pechos, ya no le pertenecían: había perdido el derecho a tocarla y ahora tendría que enfrentarse al mundo sin el refugio de su carne.

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