De El buen relato de JMCoetzee, p. 21
J. M. C.: Detrás de lo que dices
hay obviamente un volumen de experiencia clínica y de reflexión prolongada
sobre esa experiencia al que me da vergüenza ofrecer réplica. A mí no me ampara
ninguna experiencia, ni a un lado ni al otro del diálogo clínico; el argumento
que presento (y me pregunto si es tan
siquiera un argumento) me resulta tan abstracto como algo salido de un cuento
de hadas. Pero déjame que insista, aun así, lo mejor que pueda.
Quiero empezar planteando una
pregunta filosófica. ¿Qué es un acontecimiento en sí mismo, para distinguirlo
del acontecimiento tal como lo interpretamos ante o para nosotros mismos, o
bien tal como lo interpretan ante o para nosotros los demás, sobre todo los
demás que poseen autoridad? “Cuando yo tenía ocho años, mi padre me pegó con
una raqueta de tenis», dice un sujeto. “N o es verdad -dice su padre-.Yo estaba
intentando dar un raquetazo a la pelota y le di a él por accidente.” ¿Qué pasó
en realidad? Y, para ser específicos, ¿qué recuerdo del acontecimiento es verdadero:
el que tiene el hijo o el del padre? Lo llamo recuerdo, pero llamarlo así es una
simplificación excesiva: se trata de un vestigio de recuerdo que ha sido
sometido a cierta interpretación. Podría incluso decir que se trata de un
vestigio de recuerdo que ha sido sometido a una interpretación detrás de la
cual hay una determinada voluntad interpretativa (en el caso del hijo, tal vez la
voluntad de llevar a cabo la interpretación más oscura del episodio, y en el
caso del padre la voluntad de hacer una interpretación inocua). ¿Cómo podemos
desenredar el componente de recuerdo del componente de interpretación, dejando momentáneamente
de lado la voluntad que guía la interpretación? ¿Acaso es posible,
filosóficamente pero también neurológicamente, hablar de un recuerdo prístino
que no esté teñido por la interpretación?
Hace poco leí un artículo de
Jonathan Franzen en el que decía que, después de someterse a una entrevista
promociona! tras otra acerca de su nuevo libro, tuvo la sensación de que
necesitaba escapar de aquello o empezaría a creer en la narración
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