De El buen relato de JMCoetzee, p.19
La verdad en la terapia de
psicoanálisis es la verdad interior; la verdad de lo que hay en el corazón y la
mente del paciente, percibida y, si uno tiene suerte, entendida a través del
corazón y la mente del psicoterapeuta. Porque igual que no hay que perder de vista que el paciente es un sujeto
que percibe y experimenta el mundo de una forma propia y única, y al que hay
que ayudar a ser más consciente de eso mismo, también el psicoterapeuta es un
sujeto que percibe y siente en relación con el paciente como objeto. Y es esto,
el hecho de que la terapia refleja todos los actos de conocimiento y comprensión
en que participan un sujeto y un objeto, lo que permite una exploración debidamente
empática y emocionalmente conectada del modo de significación del paciente.
Así pues, la verdad en que se
basa la psicoterapia -o por lo menos mi versión de la psicoterapia- es siempre dinámica, provisional
e intersubjetiva. Está contenida en los términos de una relación, cuya meta es
reflexionar sobre la experiencia interna para ayudar al paciente a tener la
vida más plena que sea posible en el mundo. También se basa, creo yo, en la idea
de que solo podemos conocernos y entendernos a nosotros mismos plenamente a
través de los demás, a través de nuestra experiencia de los demás y de nosotros
mismos en relación con los demás, y de cómo los demás nos experimentan nosotros.
Así es como interpreté yo tu
libro Verano.
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