Opiniones contundentes, Vladimir Nabokov
Entretanto, sigue recluido (y un
tanto sedentario, según todos los datos) en las habitaciones de su hotel ¿Cómo
pasa su tiempo?
Me despierto alrededor de las
siete en invierno: mi despertador es una chova alpina ... , un ave grande,
lustrosa, negra, con un gran pico amarillo, que visita el balcón y emite una
risita de lo más melodiosa. Me quedo un rato en la cama, dando un repaso mental
y planeando cosas. Alrededor de las ocho, afeitado, desayuno, meditación
entronizada y baño ... , en ese orden. Luego trabajo en mi estudio hasta el
almuerzo, tomándome tiempo para un breve paseo con mi mujer a orillas del lago.
Prácticamente todos los escritores rusos famosos del siglo XIX han pasado por
aquí en uno u otro momento. Zhukovski, Gógol, Dostoievski, Tolstói (que
cortejaba a las camareras del hotel en detrimento de su salud) y muchos poetas
rusos. Pero otro tanto podría decirse de Niza o Roma. Almorzamos alrededor de
la una de la tarde y hacia la una y media estoy de vuelta junto a mi escritorio
y trabajo de firme hasta las seis y media. Luego, un paseo hasta el quiosco de
periódicos para comprar los diarios ingleses, y cena a las siete. Nada de
trabajar después de la cena. A la cama alrededor de las nueve. Leo hasta las
once y media, y después lucho contra el insomnio hasta la una. Unas dos veces por
semana tengo una buena y prolongada pesadilla con personajes desagradables
importados de sueños anteriores, que se presentan en circunstancias más o menos
repetidas ... , ordenaciones caleidoscópicas de impresiones interrumpidas,
fragmentos de ideas diurnas, e imágenes mecánicas irresponsables, toralmente carentes
de implicaciones o explicaciones freudianas, pero singularmente análogas a la
procesión de figuras cambiantes que uno ve habitualmente en el interior de los
párpados cuando cierra los ojos cansados.
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