Opiniones contundentes, VNabokov, p. 225
¿Adónde va ahora en busca de mariposas?
A varios buenos parajes del Valais, el Tesina, los Grisones; a las colinas de Italia; a las islas del Mediterráneo; a las montañas del sur de Francia, etc. Me dedico sobre todo a las mariposas europeas y norteamericanas de grandes alturas, y jamás he visitado los trópicos.
Los pequeños trenes de montaña de cremallera que ascienden hasta las praderas alpinas, atravesando sol y sombra, a lo largo de superficies rocosas o bosques de coníferas, tienen un funcionamiento tolerable y un destino encantador, pues lo conducen a uno hasta el punto inicial de una caminata que dura todo el día. Pero mi medio de locomoción predilecto es el funicular, y especialmente los telesillas. Me parece encantador y propio de sueños, en el mejor sentido de la palabra, deslizarse en el sol de la mañana desde el valle hasta el límite de la vegetación boscosa en ese asiento mágico, y contemplar desde lo alto la propia sombra, con la traza leve de una red en la traza leve de un puño, mientras asciende suavemente sentada de perfil a lo largo de la ladera florida de abajo, entre “Ringlets” que bailan y “Fritillaries” que pasan rozándonos. Algún día el cazador de mariposas descubrirá un saber de sueño aún más bello cuando flote erguido sobre las montañas, llevado por un cohete diminuto atado con correas a la espalda.
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