Borges esencial, p. 492
A Nietzsche le desagradaba que se
hablara parejamente de Goethe y de Schiller. Y podríamos decir que es
igualmente irrespetuoso hablar del espacio y del tiempo, ya que podemos
prescindir en nuestro pensamiento del espacio, pero no del tiempo.
Vamos a suponer que solo tuviéramos
un sentido, en lugar de cinco. Que ese sentido fuera el oído. Entonces,
desaparece el mundo visual, es decir, desaparecen el firmamento, los astros ...
Que carecemos de nuestro tacto: desaparece lo áspero, lo liso, lo rugoso, etcétera.
Si nos faltan también el olfato y el gusto perderemos también esas sensaciones
localizadas en el paladar y en la nariz. Quedaría solamente el oído. Allí
tendríamos un mundo posible que podría prescindir del espacio. Un mundo de
individuos. De individuos que pueden COMUNICARSE entre ellos, pueden ser
millares, pueden ser millones, y se comunican por medio de palabras. Nada nos impide
imaginar un lenguaje tan complejo o más complejo que el nuestro, y por medio de
la música. Es decir podríamos tener un mundo en el que no hubiera otra cosa
sino conciencias y música. Podría objetarse que la música necesita de
instrumentos. Pero es absurdo suponer que la música en sí necesita instrumentos.
Los instrumentos se necesitan para la producción de la música. Si pensamos en
tal o en cual partitura, podemos imaginarla sin instrumentos: sin pianos, sin
violines, sin flautas, etcétera.
Entonces, tendríamos un mundo tan
complejo como el nuestro, hecho de conciencias individuales y de música. Como
dijo Schopenhauer, la música no es algo que se agrega al mundo; la música ya es
un mundo. En ese mundo, sin embargo, tendríamos siempre el tiempo.
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