De Pasolini o la noche de las luciérnagas de JM García López, p.222-223
Sé que se está produciendo una
involución y que no se pueden plantear las cosas en su desnuda objetividad. Yo
me sometería al resultado de un debate exhaustivo sobre el aborto, la eutanasia
y cualquier otra cuestión. Por otro lado, es inconcebible que yo fuera a estar
de acuerdo con esta sociedad. Cómo van
a ser fiables los políticos, los jueces y los ciudadanos de un país que ahora
clama por una ley a favor del aborto y que hará unos cuatro o cinco años
condenó a nueve de cárcel a Aldo Braibanti por convivir maritalmente con un
muchacho ...
-Pero ésa es la forma en que
tienen lugar los cambios históricos. No suelen ser el resultado de preámbulos
inteligentes.
-Un pensamiento muy pesimista. No
estoy dispuesto a aceptar que sea una regla constante. Hoy, por desgracia, es
así. Vamos al desmoronamiento antropológico que ya he denunciado no sé cuántas
veces. La recuperación será lenta y costosa, y eso si nos ponemos en lo mejor.
-¿Piensas que esa renuncia, esa
involución, es dirigida? ¿O es una tendencia espontánea en el hombre
contemporáneo?
-Es dirigida, y tengo el
convencimiento de que podría y debería orientarse a un polo opuesto. El
problema es político. Los que hacen de la política una profesión quieren
mantenerse a ultranza en el poder. El poder es normalmente una molicie, un
abandono disfrazado de acción. Lo que los políticos programan es su
permanencia, sus privilegios, que pueden ser económicos, por ejemplo, o de mero
estatus. Programan contenidos raquíticos, si no vacuos, sucumben a la tentación
de tergiversar. Cualquier otro trabajo, no digamos el artísrico o el
intelectual, tiene en sí mismo alguna compensación. El trabajo político, no. Un
político profesional umanamente no suele
ser nada. Se necesita una pirueta muy arriesgada o generosa para ser político.
Los que de ordinario lo son están a años luz de concebirla. Por eso se enrocan
en un corporativismo cobarde que va minando su alma. Los políticos hacen su
carrera siendo unos desalmados casi perfectos, no pudiendo habitar su ser. Y es
justo por eso por lo que no les queda más recurso que mostrar señuelos que se
puedan seguir, instrumentalizar parodias de fascinación masiva que son una
mezcla de aturdimiento, de entrega al diablo y de una monstruosa claudicación.
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