COMO A MANERA DE PRÓLOGO
(Ojo conmigo) Desconfíen siempre
de un autor de “pecios”). Aun sin quererlo, le es fácil estafar, porque los
textos de una sola frase son los que más se prestan a ese fraude de la “profundidad”),
fetiche de los necios, siempre ávidos de asentir con reverencia a cualquier sentenciosa
lapidariedad vacía de sentido pero habilidosamente elaborada con palabras de
charol. Lo “profundo” lo inventa la necesidad de refugiarse en algo
indiscutible, y nada hay tan indiscutible como el dicho enigmático, que se autoexime
de tener que dar razón de si. La indiscutibilidad es como un carisma que
sacraliza la palabra, canjeando por la
magia de la literalidad toda posible capacidad significante.
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