l. PANMAYER
No sabe adónde ir. No saber
adónde ir es importante. Cada paso, un paso hijo del azar.
Falso. Cada paso es una decisión.
Aunque no sepa dónde va, tiene que decidir hacia dónde apuntar el pie. Hay una táctica
detrás de cada paso. Una táctica inmediata y no demasiado analizada, pero
táctica al fin. Cada decisión es una decisión táctica.
Su plan no es perfecto. Emilia
decía que aspirar a la perfección es inhumano pero que al mismo tiempo no nos
queda otra.
Alguien le pregunta a alguien la
hora y Pan apura el paso. No le importa la hora. No tiene que importarle. Solo sabe
que es de día y no debe faltar mucho para que anochezca. Sabe que es lunes
porque ayer, que aún chequeaba el día y la hora, era domingo. Espera no tardar
en olvidar qué día y hora es.
Dobla a la derecha y enfila hacia
algún lado. Le cuesta no imaginar posibles planes para lo que queda del día. Es
difícil no imaginar posibles planes. El pensamiento es tan suyo como ajeno. Ya
no va a intentar someterlo, que lo lleve donde quiera, que lo ponga de rodillas
y lo azote con imágenes aterradoras.
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