Una juventud en la España de Franco
Me parece un tanto irónico que en
casa apenas se hablara de los tiempos pasados. Se aludía a lo mal que se había
sentido nuestro padre, Arturo, durante la guerra por no encontrar tabaco a cómo
un médico amigo les había ayudado de vez en cuando. Trabajaba en el hospital de
sangre en que se había convertido el Hotel Palace. Nada que pudiera darnos una
idea de la vida en el Madrid sitiado, salvo que aguantaron con muchas
dificultades. Nunca supe si perteneció o militó en algún partido político, pero
sí recuerdo que en casa se oían regularmente el servicio en español de la BBC y
Radio España Independiente (REI) a la vez que, día tras día, se escuchaba lo
que entonces se llamaba «el parte», es decir, las noticias de Radio Nacional de
España que se emitían a la hora de la comida y de la cena.
NIÑEZ FELIZ
Se me han olvidado muchos
detalles de mi niñez, pero no la primera vez que fui al colegio del barrio. Era
una casona vetusta, a cincuenta metros de donde vivíamos en la calle Fúcar, hoy
dentro del Barrio de las Letras madrileño. Nuestro piso estaba en un inmueble casi
pegado a la calle de Atocha. En aquella escuela convivíamos en la misma aula
numerosos chicos del vecindario, en varios grupos de edad. El maestro, don
Eduardo, era un bonachón que me parecía ancianísimo y que no dudaba en aplicar la
palmeta cuando alguno resultaba demasiado díscolo.
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