No callar, Javier Cercas, p.651
Me limitaré a citar, a propósito
de ella, unas palabras de David Foster Wallace, que fue el primer escritor
posmoderno en hacer una crítica radical del posmodernismo, aunque a la postre
fuera incapaz de emanciparse de él -y de ahí en parte su tragedia-; sus
palabras datan de 1990, once años antes de Soldados de Salamina, y están
escritas pensando en sus compatriotas y sobre todo, sospecho, en sí mismo, pero
me gusta pensar que algunas de ellas valen también para esta novela, o al menos
para la conclusión de esta novela:
Los próximos rebeldes literarios
verdaderos de este país podrían muy bien surgir como una extraña banda de
antirrebeldes, mirones natos que, de alguna forma, se atrevan a retirarse de la
mirada irónica, que realmente tengan el descaro infantil de promover y ejecutar
principios carentes de dobles sentidos. Que traten de los viejos problemas y emociones pasados de moda de la vida
americana con reverencia y convicción. Que se abstengan de la autoconciencia y
el tedio sofisticado. Por supuesto, estos antirrebeldes quedarían pasados de
moda antes de empezar. Muertos en la página. Demasiado sinceros. Claramente reprimidos.
Anticuados, retrógrados, ingenuos, anacrónicos. Quizá se trate de eso. Quizá
esa es la razón de que vayan a ser los próximos rebeldes verdaderos. Los rebeldes
verdaderos, por lo que yo sé, se arriesgan a ser desaprobados. Los viejos
rebeldes posmodernos se expusieron a los chillidos de asco: al horror, al
disgusto, al escándalo, la censura, las acusaciones de socialismo, anarquismo y
nihilismo. Los riesgos actuales son distintos. Los nuevos rebeldes pueden ser
artistas que se expongan al bostezo, a los ojos en blanco, a la sonrisita de
suficiencia, al golpecito en las costillas, a la parodia de los ironistas y al
«Oh, qué banal». A las acusaciones de sentimentalismo y melodrama. De exceso de
credulidad. De blandura
He dicho que para Soldados de
Salamina solo valen, o me gustaría que valiesen, algunas de estas palabras;
añado que, si se retiran las alusiones a la ironía, los dobles sentidos y la
autoconciencia, ojalá valgan todas.
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