Héroes, Stephen Fry, p. 451
Una espléndida estatua de un
Teseo desnudo se alza orgullosa hoy en la plaza central del Parlamento de
Atenas, el núcleo de la ciudad, la plaza Sintagma. Hoy en día, convergen en
Teseo la identidad y el orgullo atenienses. El barco que lo trajo de vuelta de
sus aventuras en el laberinto de Creta sigue atracado en el muelle del Pireo,
atracción turística que se remonta a los días de la Atenas antigua histórica,
el tiempo de Sócrates y Aristóteles. La presencia ininterrumpida durante tanto
tiempo del barco de Teseo se ha convertido en objeto de una curiosa
especulación filosófica. Durante cientos de años se le han ido reemplazando la
jarcia, los tablones, elcasco, la cubierta, la quilla, la proa, la popa y todos
los travesaños, de tal manera que no queda ni un solo átomo del original.
¿Podemos decir que es el mismo barco? ¿Soy la misma persona que era hace
cincuenta años? Todas y cada una de las moléculas y células de mi cuerpo han
sido reemplazadas varias veces.
Es muy pertinente que Teseo quede
vinculado de esta manera a la Atenas de la lógica, la filosofía y la indagación
franca, dado que fue un héroe que encarnó como ningún otro las cualidades que
más apreciaban los atenienses. Igual que Heracles, Perseo y Belerofonte antes
que él, ayudó a librar al mundo de peligrosos monstruos, pero para hacerlo empleó
la astucia, la inteligencia y enfoques novedosos. Era falible y tenía defectos,
como todos los héroes, pero simbolizó algo tremendo en todos nosotros. Que se
alce en la plaza Sintagma por muchos años y que por muchos años permanezca bien
presente en nuestros valores.
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