Hacia la Estación de Finlandia, E.Wilson, 123
Saint-Simon divide a la humanidad
en tres clases: los savants, los propietarios y los no propietarios. Los
savants están llamados a aj ercer el «poder espiritual» y a constituir el
cuerpo supremo, que llevará el nombre de Consejo de Newton (ya que una visión
había revelado a Saint-Simon que era Newton, y no el Papa, a quien Dios había
elegido para sentarle a su diestra y para transmitir a la humanidad sus
designios). Este Consejo, según uno de los programas de Saint-Simon, estaría constituido
por tres matemáticos, tres físicos, tres químicos, tres fisiólogos, tres
littérateurs, tres pintores y tres músicos. Se ocuparía de idear nuevos
inventos y obras de arte para el progreso general de la humanidad y, en
especial, de descubrir una nueva ley de gravitación aplicable al comportamiento
de los cuerpos sociales que mantuviera en equilibrio a los individuos. (A este
respecto, el filósofo comunista del siglo XVIII Morellet había afirmado en un libro
titulado Le Code de la Nature que la ley del amor a uno mismo habría de
desempeñar en la esfera moral la misma función que la ley de gravitación en el
mundo físico.) Los sueldos del Consejo de Newton serían abonados por
suscripción pública, porque evidentemente constituía una ventaja para todos que
los destinos humanos estuviesen gobernados por personas de genio; la
suscripción habría de ser internacional, porque la prevención de guerras
internacionales redundaría, por supuesto, en beneficio de todos los pueblos.
Sin embargo, el gobierno efectivo
deberían ejercerlo aquellos miembros de la sociedad que disfrutaran de ingresos
suficientes para poder llevar una vida independiente y trabajar para el Estado
sin necesidad de remuneración. Las clases no propietarias aceptarían esto, ya que
redundaría en su propio beneficio. Cuando estas clases trataron de tomar las
riendas, en la época de la Revolución, dieron lugar a la más terrible
confusión, condenándose al hambre. Las clases propietarias deben gobernar
porque poseen «más luces». Pero el objetivo de todas las instituciones sociales
es mejorar intelectual, moral y físicamente la suerte de la «clase más pobre y
numerosa».
Cuatro serán las divisiones
principales de gobierno: francesa, inglesa, alemana e italiana; y los
habitantes del resto del globo, a quienes Saint-Simon considera decididamente
inferiores, serán asignados a una u otra jurisdicción y tendrán que cotizar
para el mantenimiento de su Consejo.
Saint-Simon, con su salón
literario, su vida disipada y sus viajes, terminó por arruinarse. Al fin se
encontraba en condiciones de investigar la pobreza de forma directa.
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