En junio de 1885, tres franceses llegaron a Londres. Uno era un príncipe, otro era un conde y el tercero era un plebeyo de apellido italiano. Posteriormente el conde declaró que el propósito del viaje era «hacer adquisiciones intelectuales y decorativas».
O bien podríamos empezar en París
el verano anterior, durante la luna de miel de Osear y Constance Wilde. Oscar está
leyendo una novela francesa recientemente publicada y, a pesar de las
circunstancias, concede alegres entrevistas a la prensa.
O bien empezar con una bala y el
arma que la disparó. Esto suele funcionar: una sólida costumbre teatral afirma que
si aparece un arma en el primer acto, sin duda se disparará al final. Pero ¿qué
arma, qué bala? Había tantas en aquel tiempo ...
Incluso podríamos comenzar en la
otra orilla del Atlántico, en Kentucky, en 1809, cuando Ephraim McDowell, hijo
de inmigrantes escoceses e irlandeses, operó a Jane Crawford para extirparle un
quiste en los ovarios que contenía quince litros de líquido. Este episodio de
la historia, al menos, tiene un final feliz.
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