Un muchacho de corta edad, encarama do sobre un montón de arena en defensa de Rum Alley, se dedicaba a apedrear a un grupo de rugientes chiquillos procedentes de Devil's Row, que giraban enloquecidamente a su alrededor insultándole a gritos.
Su infantil semblante estaba
lívido de rabia y su menudo cuerpo se convulsionaba mientras profería tremendas
maldiciones.
« ¡Corre, Jimmie, corre! ¡Que te
cogen! », vociferaba en su retirada un niño de Rum Alley.
«No», respondió Jimmie con un
valeroso rugido, «yo no corro por culpa de esos mocosos».
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