Klaus Wagenbach, Franz Kafka: una biografía. p. 11
[...] en octubre de 1909, contra la
ejecución del fundador de la Escuela Libre, el catalán Francesc Ferrer i Guardia.
Esa fue la primera conferencia a la que asistió Kafka, que había pertenecido
durante el bachillerato a la asociación Escuela Libre:
Solía sentarse solo; nadie le
conocía, no era más que un oyente silencioso y atento, con un vaso de cerveza
delante, que apenas tocaba. A la salida de la sala se recogían donativos, como
era costumbre por entonces: en favor de los prisioneros políticos, de los
mineros huelguistas del norte de Bohemia, o para cubrir los gastos. Cada uno
contribuía según sus posibilidades; la mayoría entregaba calderilla; las
monedas de más valor eran cosa rara. Pero el invitado entregó con toda
discreción una moneda de cinco coronas ... Kafka también participó en la
agitada asamblea que la policía disolvió en la sala Uvelké Prahy [La gran Praga),
donde Borek dio una conferencia contra la ejecución del anarquista Liabeuf en
París. Era difícil pasar por alto a una persona como Kafka, que superaba en más
de un palmo de estatura al común de los mortales, y él tampoco se esforzó en
pasar desapercibido: se quedó quieto de pie en medio de la batalla entre la
policía y los manifestantes. Y como no obedeció la orden de disolverse en
nombre de la ley, lo condujeron a la comisaría más cercana. La policía no fue
demasiado severa: una multa de un florín o un día de arresto, de conformidad
con las normas. Kafka, que sin duda llegaba cada mañana puntual al trabajo, no se
quedó a pasar la noche allí: pagó la multa y se fue.
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