Si una vez lo probáis, Sancho,
comeros
Heis las manos tras el gobierno,
por ser
dulcísima cosa el mandar y ser
obedecido.
Don Quijote de la Mancha, Parte
II: cap. XLII
Todos
Sábado, 25denoviembre, 11.30 a.m.
«Jodidos pero solemnes», se dijo
Cristina Kirchner después de las tediosas peroratas de tres funcionarios
durante la ceremonia de inauguración de la Feria del Libro de Guadalajara. Aun
en calidad de expresidenta se sabía más importante que cualquiera de los
veintiún miembros del presídium. No obstante había tenido que conformarse con
ser ubicada en la primera fila del enorme recinto; después de todo, se
encontraba allí simplemente como autora de un libro de memorias con el que
esperaba cimbrar a la política argentina. Y en efecto la cimbró minutos más
tarde, aunque por motivos totalmente distintos de los que hubiera deseado.
Quince filas más atrás la actriz
Salma Hayek se preguntaba si la vida de Cristina Kirchner constituiría material
para una buena película. La noche anterior se habían encontrado en el hall del
hotel y la idea no la había abandonado desde entonces. Aunque la actriz era
trece años más joven, se dijo que compartían el mismo fenotipo; con un poco de
maquillaje podría interpretar a la viuda de Kirchner en distintas épocas de su
vida. Lamentó una vez más que los organizadores no las hubieran colocado en la
misma fila para tener oportunidad de conocerla mejor.
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