De Catalanes todos de Javier Pérez Andújar, p.215
La diada del millón
Aquel domingo 11 de septiembre de
1977 el antiguo gerifalte carlita Felip Huget i Almuall, que siempre que podía
explicaba como sobrevivió al terremoto de San Francisco de 1905, salió con sus nietos
a dar una vuelta entre los libros antiguos y usados del mercado de Sant Antoni.
Como a las doce de la mañana los corredores estaban tan concurridos que no se
podía dar un paso, Felip y los chicos se
escaparon para tomar el aperitivo en el bar de enfrente. Ese día Felip Huguet
había encontrado un ejemplar de Corona de sonetos en honor de José Antonio
Primo de Rivera. Estaba impecable. Parecía que el tiempo no hubiera pasado, pero
nunca es el mismo el tiempo de la palabra que el de la vida. Lo hojeó mucho rato
antes de comprarlo y cuando lo hizo pidió una bolsa de plástlco para que nadie
lo viera.
-Avi, ¿qué libro es ese? -le
preguntó uno de sus nietos con granujería.
-Una estupidez. Recuerdos de
juventud. Pero para que se lo lleve un indeseable o se lo coma el polvo en ese
puesto, prefiero tenerlo yo en casa .
-¿Me lo dejas ver?
-No, aquí en la calle no, que se estropea.
-Avi...
-¿Qué te ocurre ahora? Un
terremoto teníais que haber pasado. Dime ...
-¿Qué aprendiste en la guerra?
-Ay, hijo mío. En la guerra se
aprende a olvidar.
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