Hay un varón dentro de mí. Está aquí dentro desde que recuerdo, ese rugido de varón. Puedo oírlo ahora, al hombre que golpea en mi interior. Es como un segundero, como el maldito latido de mi corazón, es la música que pone ritmo a los días, es un tres por cuatro sencillo, el movimiento más elemental, es muy básico, casi no se nota, algunas veces creo que ni siquiera existe, como la mancha azul en una compresa en la televisión, una auténtica quimera. Pero aquí está.
¿Alguien más puede oírlo?
¿Alguien más lo lleva dentro? Es ese tambor con que nos llaman a ir a la guerra
a querer más a ser mejores a conquistar a ganar a discutir a tener razón a corrernos
primero a poseer a progresar a conducir más rápido a no llorar a ser más
fuertes a llevar dinero a casa a no saber qué decir a tener la última palabra a
ser eficaces a no dar rodeos a buscar siempre el camino más rápido a no
encontrar las palabras a no escuchar a ser fiable como un electrodoméstico a
romper las cosas a tener la polla más dura a querer meterla por detrás a no
pedir permiso a creer que las cosas necesitan un orden a aceptar los
privilegios a tener siempre la razón a confesarnos a obedecer a Dios a inventar
las reglas a cumplir las reglas a infundir confianza a mandar a hacer lo que
nos mandan ... En definitiva, a entender que las cosas son complejas y elegir
buscar respuestas simples.
Todo el mundo puede oírlo porque
todo el mundo lleva un hombre en su interior, cada vez más grande y cada vez más
solo. ¿Hay alguien más ahí dentro? No. Solo un hombre blanco en el vacío.¿ Y la
mujer? ¿Dónde está?
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