1. Por qué escribir
-¿Por qué escribes?
-¿Tengo que decir la verdad?
-Claro que no. De hecho, esto no
es una biografía.
-Entonces mucho mejor.
-Hace unos años, a esta misma
pregunta de un periodista, contestaste: «En algún tiempo remoto, un antepasado
hizo la primera lazada. Nosotros no somos más que sus imitadores, un eslabón en
la cadena ininterrumpida de la tradición. De modo que a quien habría que preguntarle por qué escribo es a ese
antepasado, preguntarle por qué quiso ir más allá del nudo».
-Bueno, imagino que dar con ese antepasado
te va a resultar imposible. Lo veo como alguien que hablaba en el nombre de
Dios. Yo a lo máximo que llego, creo, es a tratar de hablar en la lengua de la poesía,
la lengua sin nombre. Mira, en realidad me he pasado la vida ignorando por qué
escribo, hasta que, a la muerte de mis padres, descubrí en uno de sus armarios
dos cuentos cortos que había escrito a la edad de cinco años. Cuando los
escribí faltaba mucho para que fuera realmente un escritor, pero las historias
de amor allí contadas predecían a qué me iba a dedicar en la vida.
-Y esas primeras historias de
amor ¿eran desdichadas o felices?
-No eran desdichadas, sino
felices. Y es que ni sabía en aquellos días que las cosas también podían verse
desde el lado opuesto a la luz.
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