Te quiero más que a la salvación de mi alma

Te quiero más que a la salvación de mi alma
Catalina en Abismos de pasión de Luis Buñuel

CURAS


Historias del Ampurdán, Josep Pla, p. 73
-Estoy muy contento de que hayan venido. Conozco a Hermós de toda la vida: desde cuando vino, por vez primera, don Juan Vergés y sus amigos, que fueron todos amigos míos también. Me harán compañía. En Cadaqués se necesita compañía. Yo tengo la costumbre de jugar al tresillo después de comer. Al objeto de tener la sesión asegurada, confié siempre en el elemento clerical de la población. Nunca había faltado ... Pues imagínese que el señor rector que acaban de nombrar no sabe jugar al tresillo. ¿Se puede imaginar cosa más absurda e impensada? ¿Qué haremos ahora en Cadaqués para pasar bien la tarde? Hágase cargo de la importancia de lo que le digo. Si este señor rector se encuentra un día con la visita de los superiores eclesiásticos, si se presenta el señor obispo o el vicario general, ¿qué hará para complacerles, para hacerles pasar el rato de manera agradable en la rectoría? ¿Quieren hacerme el favor de decirlo? La vida de un pueblo se hace inhabitable si no se dispone de un mínimo de amena sociabilidad. Un rector de pueblo desconocedor del tresillo es un absurdo, una aberración, un notable error. He rogado al señor rector que venga mañana a casa. Le enseñaré el movimiento de las cartas. Es cuestión de máxima urgencia, inaplazable, sobre todo pensando en su carrera eclesiástica. Los capellanes indefensos me dan una pena que no acierto a disimular.

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