El aliado, Iván Repila, p. 101
-“Diana la Cazadora», la
vengadora de Ciudad Juárez. Recuerdas la tasa de feminicidios en México, ¿no?
Cientos de mujeres asesinadas todos los años, cientos de niñas desaparecidas o violadas.
Ciudad Juárez era la capital mundial del feminicidio, hace casi una década. Pues
resulta que, después de una serie de veinte o treinta violaciones y asesinatos
de chavalitas cuando volvían a casa en el transporte público, una mujer decidió
investigar. Y llegó a la conclusión de que los culpables eran, muchas veces,
los propios conductores de los autobuses.
-No me jodas.
-Sí. Así que empieza a matarlos.
A todos los que puede. Según cuentan los testigos, es una señora de unos
cincuenta años que se sube al autobús y dispara. Y luego se marcha. Punto. Sin
teatro.
Noto cómo se desenrolla mi
escepticismo, cómo se estira y se hace largo, como un reptil.
-Eso no parece un episodio de
locura transitoria.
-Exacto. Es un acto premeditado,
consciente. Hasta se publicó un supuesto manifiesto. Espera, que lo busco ...
Dice: “Yo soy un instrumento que vengará a varias mujeres que al parecer somos
débiles para la sociedad. Pero en realidad no lo somos, somos valientes y, si
no nos respetan, nos daremos a respetar por nuestra propia mano. Las mujeres
juarenses somos fuertes». Salió en todos los medios.
-¿Y bajó el índice de
feminicidios? Quiero decir, ¿consiguió algo?
-Lo dudo. Matar mujeres es casi
un deporte nacional en México. Pero de lo que sí estoy segura es de que muchos
de los conductores que se salvaron, y que eran culpables, vivieron con miedo
durante meses. Y no se sacaron la polla de los pantalones ni para mear.
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