¿Cuánto dinero vas a pasarles a
las niñas? ¿Dinero, qué dinero?, estamos hablando de custodia compartida. Pero
las niñas van a vivir conmigo. Es custodia compartida, propongo que hagamos una
estimación de gastos, abrimos una cuenta y cada uno ingresa la mitad
mensualmente. Y el piso qué, yo no puedo pagar un piso sola, te lo advertí antes
de alquilarlo y entendí que estábamos de acuerdo. Yo tampoco puedo pagar un
piso, por eso me voy con mi madre. Pero las niñas necesitan una casa. Si la
pagamos entre los dos, deberíamos poder vivir los dos. No empieces otra vez con
tu película de padres separados que siguen compartiendo casa como amigos. Y o
no puedo pasarte una pensión, y lo sabes. Yo no quiero una pensión, Antonio, y
tú también sabes que yo sola no puedo pagar ese piso. Busca uno más pequeño. Es
de dos habitaciones, dónde coño quieres que nos metamos. No perdamos los
nervios, Ángela, se trata de llegar a un acuerdo. A esto llamas tú ponernos de acuerdo.
Íbamos muy bien hasta que hemos empezado a hablar de dinero. Y a ves, somos
como cualquier pareja que se separa, un asco. Tenemos que hacer un esfuerzo. Yo
estoy harta de hacer esfuerzos, no me quedan fuerzas para más. Hazlo por las
niñas. Eso hago, preocuparme por ellas. Sabes que no estoy en mi mejor momento,
lleguemos a un acuerdo provisional y cuando esté en mejor situación retomamos
lo del dinero. El momento lo elegiste tú. Eso no es justo. Tú has querido separarte.
Alguien tenía que tomar la decisión tarde o temprano. Pero ha sido temprano,
porque tú no podías esperar más. ¿Crees que tengo prisa por separarme? Sí, eso
creo, mucha prisa, porque tienes planes mejores. No sé de qué hablas. ¿Cómo esperas
que acordemos nada si no me dices la verdad?, remataste tú. Y entonces te
conté, tarde, lo que ya sabías.
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